Creo que ya sabéis lo que me gustan las croquetas, casi casi de lo que sean, me gustan las clásicas de carne o de huevo, y las menos clásicas, igual me da de chocolate que de salchichón.
En esta ocasión clasicismo por partida doble, tenía asado de ternasco que me había sobrado y que tenía claro que no se iba a comer nadie, ¿y cómo lo íbamos a tirar? ¡Ni hablar!, pues para hacer unas croquetas.
Miguel Ángel pensó que les podía añadir huevo duro, que le daría un puntico rico
Preparé la masa y por una vez he conseguido que tenga consistencia de croqueta y que no se me pegue en las manos
El aspecto ya veo yo que no es de concurso pero bueno, preparadas...
Hoy al volver de la piscina no he tenido más que freírlas, y éste es el resultado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario